Si consultas a un experto en arte plástico, probablemente te dirá que la capilla sixtina es su obra favorita. También, lo más seguro es que podrá explicarte de inmediato por qué lo es, y cuáles son aquellas características que la convierten en una pieza única y en uno de los cuadros más famosos.
No obstante, tienes que saber que el arte no solo representa grandes monumentos o edificaciones. En la actualidad, cientos de cuadros de artistas universales se han convertido en un punto de referencia para las nuevas generaciones, quienes pueden observar en un pequeño marco toda la complejidad que envuelve a los conceptos artísticos.
¿Deseas saber más sobre esos cuadros famosos que han ganado tanto reconocimiento en los últimos años? Pues entonces continúa en este artículo, donde podrás convertirte en un experto y descubrir los 15 cuadros más famosos de toda la historia.
1. Crucifixión de San Pedro – Caravaggio
Bajo la técnica clásica de óleo sobre lienzo, esta obra del siglo XVII marcó un hito dentro de las representaciones de personajes santos en piezas de arte, pues sin ánimo de enaltecer la presencia de San Pedro, Caravaggio quiso ejecutar un escenario tenebroso y dramático, valiéndose de un estilo barroco donde la luz y las sombras aluden al dolor y al sufrimiento.
2. Impresión, sol naciente – Claude Monet
Ampliamente reconocido por la calidad de sus cuadros Monet logró, sin saberlo, inaugurar el movimiento que lo acogió a lo largo de su vida artística: el impresionismo.
Con el Sol naciente Monet dio nombre a esta nueva corriente, que fue definida por la gran impresión que causaron aquellos trazos rápidos y espontáneos, los cuales eran toda una novedad frente a la corriente del realismo en 1872.
3. El nacimiento de Venus – Sandro Botticelli
Al hablar de Botticelli, obras como El nacimiento de Venus son imposibles de ignorar. Este cuadro, conocido también como la Venus de Botticelli, fue uno de los primeros en ser pintados en tela en el noreste de Italia. Para la época, año 1484, la obra se mostró como un desafío del renacimiento hacia el rechazo de la mitología y la deslegitimación del cuerpo femenino en el arte.
4. La Libertad guiando al pueblo – Eugène Delacroix
Para Delacroix La Libertad guiando al pueblo es una clara representación de la lucha por la república y la defensa de los ideales.
En esta obra de 1830 se observa el ímpetu del conflicto en Francia producto de la Revolución de Julio, así como también se evidencia la participación de distintos sectores sociales, como la burguesía y la clase trabajadora, ambos representados en personajes dentro de un cuadro enmarcado en la corriente del romanticismo.
5. El grito – Edvard Munch
Aunque El grito de Munch es una de las obras más importantes del siglo XIX, su relevancia y reconocimiento todavía se mantiene a pesar del tiempo. En esta pieza, se evidencia una mezcla de los valores más representativos del existencialismo junto a rasgos expresionistas que evocan la angustia y la desesperanza.
Pese a que Munch se inspiró en el tormento de su vida personal para esta obra, muchos aseguran que la misma tenía como fin vaticinar el horror que pronto se instalaría en Europa.
6. Saturno devorando a un hijo – Francisco de Goya
Recordado como uno de los cuadros de Goya más grotescos y sanguinarios, esta pieza del romanticismo español evoca la historia de la mitología greco-romana donde Saturno, hijo de Urano, devora a sus hijos para evitar que estos al crecer le arrebaten el trono, tal y como él había hecho con su padre.
Este cuadro fue pintado entre 1819 y 1823, considerándose para ese momento como una obra adelantada a su tiempo, pues guarda relación con la época de vanguardia que se desarrollaría posteriormente.
7. Las Meninas – Diego Velázquez
Consideradas como las obras más importantes para el arte universal, las pinturas de Velazquez se caracterizan por exaltar el estilo barroco y contrastar el significado de la vida con la realidad.
Las Meninas por su puesto no son la excepción a estas particularidades. La pieza, pintada en 1656, integra una representación de la familia real española protagonizada por la Infanta Margarita. Tanto este como otros cuadros de Velázquez son reconocidos por la agudeza de su perspectiva y la innovadora ejecución de las técnicas, lo cual se evidencia en el juego de sombras y la distribución de los planos.
8. La joven de la perla – Johannes Vermeer
Aunque hasta el momento no ha sido posible identificar a la modelo del cuadro, muchos la consideran como la Mona Lisa holandesa, pues la expresión de la joven evoca una sensación similar a la del cuadro de Leonardo da Vinci.
En esta pieza, Vermeer inscribe un sub-género (tronie) en el estilo barroco, creando una obra donde demuestra sus habilidades para ejecutar un trazo tan realista que podría dar vida al personaje. Por ese y otros motivos, este cuadro de Vermeer es reconocido como uno de los retratos más famoso de la historia del arte.
9. Guernica – Pablo Picasso
A través de sus cuadros Picasso, apropiándose de la perspectiva del cubismo, destacó al incorporar aspectos del expresionismo junto a composiciones de figuras abstractas.
En Guernica, uno de los cuadros famosos de Picasso pintado en 1937, el autor documenta parte del horror experimentado por la población durante la Guerra Civil española, con la finalidad de dejar evidencia de la crisis de la época y alertar sobre los peligros de una humanidad sumida en el caos.
10. La creación de Adán – Miguel Ángel
Ubicada en la Capilla Sixtina desde 1512, La creación de Adán es una de las obras de Miguel Angel más reconocidas en el mundo. En ella es posible observar una composición del momento de la creación del hombre, donde un Dios todopoderoso extiende su mano cerca de la de Adán sin siquiera tocarlo.
Aunque el cuadro siempre ha estado abierto a interpretaciones, lo cierto es que se trata de una representación bíblica, que integra trazos escultóricos de gran magnitud junto al estilo religioso del renacimiento italiano.
11. La Gioconda – Leonardo da Vinci
Esta obra de 1506, conocida también como La Mona Lisa, se inscribe dentro de la corriente del renacimiento y es considerada como el símbolo más importante de la cultura occidental. Aunque el Museo del Louvre dice no reconocer la identidad de la modelo, la hipótesis más aceptada señala que la mujer en el cuadro es Lisa Gherardini, quien en ese momento era retratada para su boda con Franceso del Giocondo.
Uno de los aspectos más controversiales del cuadro es la falta de definición en las líneas de expresión del rostro, razón por la cual es imposible apreciar con claridad la sonrisa de la Mona Lisa. Por supuesto, da Vinci dejó estos rasgos a la libre interpretación del espectador, con la intención de generar un sentimiento de suspicacia ante la obra.
12. La noche estrellada – Vincent van Gogh
Durante su estadía en el hospital psiquiátrico Saint Paul de Mausole en Francia, van Gogh pintó el óleo de La noche estrellada, utilizando como inspiración la vista que tenía desde el recinto. Como en la mayoría de sus cuadros van Gogh destacó por la ejecución de la técnica y el uso de los colores, resaltando la majestuosidad del paisaje sin perder de vista una vibrante distribución de colores vivos.
En la actualidad, La noche estrellada de van Gogh es uno de los cuadros famosos más representativos del postimpresionismo, pues aún con el paso del tiempo es imposible no maravillarse ante la profundidad de sus azules y la calidez de sus estrellas.
13. La persistencia de la memoria – Salvador Dalí
Considerado como una de las obras más importantes del Museum of Modern Art en Nueva York, este cuadro de 1931 tiene la capacidad de transportar al espectador a un sueño surreal, donde el espacio y el tiempo son relativos y nada es lo que parece.
Precisamente hablando de tiempo, Dalí solo tardó 5 horas en pintar este cuadro, algo que sin duda no fue un impedimento para que el mismo lograra convertirse en una de las piezas de arte más famosas de la historia.
14. La última cena – Leonardo da Vinci
Entre los cuadros de Leonardo da Vinci, La última cena es sin duda el más reconocido. Tanto por su valor para el cristianismo como por el ingenio aplicado en su técnica (mezcla de óleo y temple para poder realizar retoques más precisos), esta obra es hoy un símbolo del arte universal y un patrimonio de todas las generaciones.
En La ultima cena da Vinci reproduce el momento en el que Jesús predice la traición de uno de sus discípulos, utilizando una perspectiva más psicológica que religiosa para explorar las emociones de los personajes y crear una secuencia de expresiones emotivas y dramáticas.
15. La escuela de Atenas – Rafael Sanzio
Este cuadro, pintado entre 1510 y 1511, pone en el mismo lugar a artistas y filósofos, otorgándoles un valor especial dentro del nacimiento del pensamiento occidental en la Antigua Grecia. En una época donde era inconcebible que los artistas fuesen tan reconocidos, Sanzio representó a pensadores como Platón, Aristóteles y Heráclito utilizando los rostros de da Vinci y Miguel Ángel.
En La escuela de Atenas Rafael evoca la gran relevancia de las ciencias y las artes, permitiendo que estas puedan ser observadas como unidades de pensamiento cada vez menos distante la una de la otra. En la actualidad, el fresco se encuentra ubicado en la Estancia del Sello, una habitación especial dentro de las instalaciones del Palacio Apostólico del Vaticano.