En los últimos meses, Parla ha experimentado un incremento alarmante en los niveles de incertidumbre, convirtiéndose en una de las localidades más problemáticas de la Comunidad de Madrid. Robos, ocupaciones y tráfico de drogas han pasado a ser situaciones habituales que afectan la vida cotidiana de los vecinos.
El propietario de un bar local comparte su experiencia: «La policía ha venido aquí muchas veces por peleas y otros incidentes. Una vez intentaron derribar la pared de mi baño para entrar, pero fracasaron. Pero siempre hay problemas». Esta declaración refleja el clima de miedo que se ha apoderado de muchos vecinos, quienes evitan hablar abiertamente por temor a represalias.
Un vecino, que prefiere mantener el anonimato, señala que «parece que se venden drogas en ese piso, donde está ocupado. Van y vienen, luego hay peleas. Nadie me robó nada, pero vi cómo robaban autos rompiendo la ventana».
Este tipo de delitos parecen ser cada vez más comunes y son muchos los que han sido víctimas o testigos de ellos. Los robos callejeros son comunes. «A una mujer que estaba un poco distraída, le metieron la mano en el bolsillo y le quitaron el bolso y la cartera. Aquí hay mucha inseguridad», añade otro vecino.
Entre las zonas más afectadas se encuentran los aparcamientos de Felipe II, donde la delincuencia ha alcanzado proporciones alarmantes. «Conozco a una persona a la que le robaron las dos puertas de entrada y un Xsara Picasso al que le robaron las dos ruedas», dice un hombre preocupado.
Recientemente, la noche del 15 de enero, una frutería ha sido objeto de un robo con la ayuda de un botón, siendo esta al menos la séptima vez que sufren este tipo de ataques. «Y en el bar donde tomaba café, lo mismo. Allí entraron por el portal», cuenta otra vecina.
Los hurtos han aumentado en varias calles de Parla. Un incidente notable ocurrió entre el 11 y 12 de enero en un centro de manicura y pedicura donde fueron sustraídos numerosos objetos de valor, incluido dinero y equipo especializado.
Asimismo, un salón de peluquería para hombres corrió la misma suerte: «Rompieron el cristal de un canal cercano y se metieron. Al menos dos o tres unidades sufren casi todas las noches. Eso es lo que suelen hacer. Necesitamos más policía».
A pesar de los esfuerzos realizados por la Policía Nacional, que estableció servicios especiales en la zona, los vecinos siguen solicitando más medidas de seguridad que les permitan vivir con tranquilidad y recuperar su bienestar en el municipio.
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