Durante los últimos 15 años, los residentes de un edificio en Parla, han tenido que soportar una situación insostenible. En uno de los pisos del inmueble se lleva a cabo la prostitución, lo que ha convertido su vida diaria en una pesadilla de ruidos, peleas y molestias constantes.
Ruidos constantes, peleas y sospechas de tráfico de drogas
Los vecinos se quejan de que los ruidos atraviesan las paredes las 24 horas del día, desde golpes en las paredes hasta teléfonos sonando sin parar y peleas. Además de estos problemas, hay una creciente preocupación por el posible tráfico de drogas en la propiedad, lo que ha intensificado la sensación de inseguridad y malestar en la comunidad.
El agotamiento de los residentes: 15 años sin soluciones efectivas
A pesar de haber denunciado la situación en numerosas ocasiones, los vecinos siguen atrapados en este ciclo de incomodidad. Las trabajadoras deben turnarse para atender a los clientes y, según los testimonios, recurren a pastillas para poder descansar. La presencia de clientes jóvenes, algunos de los cuales podrían estar involucrados en el consumo de drogas, también preocupa a los residentes, quienes temen que este problema continúe sin solución. La falta de acción por parte de las autoridades ha dejado a los vecinos sin esperanza, viviendo una situación que ya dura más de una década.